Amor imposible

¿Qué se puede hacer con el amor, decía el poeta.

Perdidamente (Pierre Godeau, 2017) narra una historia sobre ese material eterno que es el amor. En este caso se lidia con uno imposible: Ella es una presa de 20 años; él, el director de su prisión.

Ellos ocultan su relación de la sociedad, de la esposa y la hija de él, de las demás reclusas... incluso —a ratos— de sí mismos. Se esconden, pero sus miradas dicen demasiado: su vínculo se vuelve un secreto a voces. Se esconden hasta que pueden… hasta que son descubiertos. Hasta que los llevan a juicio. Está mal que una reclusa se enamore del director de su cárcel. No es amor, dicen.

Pero lo es. La película, basada en una novela autobiográfica de Florent Gonçalves titulada Défense d´aimer, no cuestiona la veracidad del amor de los personajes. Cuestiona a la sociedad, a los límites en los que ella enmarca los sentimientos.

Estamos en presencia de una cinta regia, guiada con maestría por el director Pierre Godeau, con un argumento perspicaz y pertinente, con actores de puntería y, por si fuera poco, con el agregado de ser basada en hechos reales. Eso siempre suma.

Un detalle que marca la pauta: en Éperdument, como es su título original (la cinta es francesa), se hace continua referencia a Fedra. Fedra es una historia de la mitología griega: una princesa cretense se enamora de su hijastro, este la rechaza y ella en venganza lo acusa de violarla. Es una historia pasional, donde los personajes —¿acaso no es esta característica de toda la mitología griega?— son absolutamente perfectibles.

Fedra ha sido llevada muchas veces a la literatura. En el siglo XVII lo hizo un dramaturgo francés, algo neoclasicista en sus maneras, llamado Racine. Hablando de todo un poco, es interesante conocer cómo la obra de Racine, plagada de personajes pasionales, llevaba una línea argumental bastante paralela a la que regía su vida privada… A Racine se le acusó de envenenar a una actriz que representaba sus obras en el teatro —y que era además, su amante—. Hasta el día de hoy no se sabe si realmente la envenenó o si ella murió por causa de una intervención de embarazo mal hecha.

El caso es que toda referencia a Fedra implica una obra con actos pasionales y amor insatisfecho. En el caso de la película Perdidamente, el amor imposible está asumido por los actores franceses Adèle Exarchopoulos y Guillaume Gallienne.

Nadie mejor que Adèle Exarchopoulos para interpretar una chica sensual y enamorada. No en balde el reconocimiento mundial le vino a esta actriz por protagonizar junto a Léa Seydoux La vida de Ádele, basada en la novela gráfica de Julie Maroh, El azul es un color cálido (Le bleu est une couleur chaude).

Paréntesis: La vida de Ádele es una película francesa romántica del año 2013 que cuenta una historia de amor homosexual. Estrenó el Festival de Cannes de ese año y obtuvo amplio reconocimiento de la crítica, pero ha sido una cinta muy rechazada, en buena medida por miembros de la comunidad LGTBI. La razón es que las muchas escenas sexuales del filme, que ocupan buena medida de su tiempo en pantalla, parecen responder más a las fantasías de un director heterosexual que a la consecuencia amorosa de una relación homosexual.

Coherente con su actuación en La vida de Ádele, la actriz Adèle Exarchopoulos maneja en Perdidamente (2017) la sensualidad y el erotismo como pocas. Le basta con sonreír para que la cámara sucumba ante ella. Y no solo la cámara.