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lunes, 25 de noviembre de 2024

Ensayo sobre la ceguera (+PDF)

No hay peor ciego que el que no quiere ver...

Laydis Soler Milanés
en Exclusivo 01/01/2019
3 comentarios
Portada Ensayo sobre la ceguera
Saramago en su libro explora la solidaridad humana.

Al fin se encendió la señal verde y los coches arrancaron bruscamente, pero enseguida se advirtió que no todos habían arrancado. El primero de la fila de en medio está parado, tendrá un problema mecánico, se le habrá soltado el cable del acelerador, o se le aga­rrotó la palanca de la caja de velocidades, o una avería en el sistema hidráulico, un bloqueo de frenos, un fallo en el circuito eléctrico, a no ser que, simplemente, se haya quedado sin gasolina, no sería la primera vez que esto ocurre. El nuevo grupo de peatones que se está forman­do en las aceras ve al conductor inmovilizado braceando tras el parabrisas mientras los de los coches de atrás to­can frenéticos el claxon (...). El hombre que está dentro vuelve hacia ellos la cabeza, hacia un lado, hacia el otro, se ve que grita algo, por los movimientos de la boca se nota que repite una palabra, una no, dos, así es realmente, como sabremos cuando alguien, al fin, logre abrir una puerta. Estoy ciego”.

Así comienza Ensayo sobre la ceguera, novela del portugués José Saramago. A partir de ese momento se extiende rápidamente una epidemia de ceguera en el mundo. Una enfermedad que le llaman ceguera blanca, porque los que pierden misteriosamente la vista ven en ese color.

Nadie sabe qué la ocasiona y los pacientes aparentemente parecen tener los ojos sanos, sin embargo, se expande a una velocidad asombrosa y genera un caos que hace emerger los instintos más primitivos del ser humano. Se pone en duda toda la civilidad, el orden y la solidaridad, mientras que todos intentan sobrevivir sin el don de la vista. En situaciones difíciles es cuando se ponen a prueba los verdaderos valores de cada persona.

Saramago no pone nombres a sus personajes principales, los conocemos por sus elementos identificativos: la chica de las gafas oscuras, el médico, el niño estrábico, el primer ciego, el ladrón del coche, el viejo de la venda negra... La única persona que se sabe en la historia que mantiene la visión es la mujer del médico, como la nombra el escritor, es su responsabilidad guiar a sus amigos y ayudarlos.

“Creo que no nos quedamos cie­gos, creo que estamos ciegos. Ciegos que ven, ciegos que, viendo, no ven”, dice uno de los personajes, y esta frase es para mí lo que representa el libro, una alegoría a esa ceguera selectiva que hace a las personas insensibles a la realidad.

Aquí lo comparto (PDF de 914 KB).


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Laydis Soler Milanés

Periodista, amante de la literatura y de la buena música.

Se han publicado 3 comentarios


Salc2.
 18/1/21 12:49

Saludos Habrá manera de obtener una copia PDF de "El Polvo y el Oro"???

vangelys
 4/1/19 12:50

Recuerdo la pelicula hace años en una de las ediciones del festival de cine latinoamericano......y fue llevado a cine genialmente.....feliz año nuevo a tu espacio......

Lucia
 2/1/19 14:27

Me encantó Este ensayo ( existe otro sobre la lucidez), como casi todos los libros de saramago, resulta atrayente en su ausencia de dialógos y nombres propios. Una muestra más de como es capaz el hombre de hacer y marcar diferencias entre ellos, y dónde echa por tierra aquel dicho que en el país de los ciegos el tuerto es Rey.

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