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lunes, 25 de noviembre de 2024

Creepypastas: ¿una nueva microficción?

Advertencia: No lea este post antes de dormir...

Laydis Soler Milanés
en Exclusivo 25/02/2019
4 comentarios
Terror
Este tipo de historias se reproducen con una velocidad increíble en internet (Foto: The Clinic)

Surgieron en internet y su objetivo es el de volverse virales y asustar a la mayor cantidad de personas posible. Como cualquier leyenda urbana los creepypastas son por lo general anónimos y son modificados según quién los desee divulgar.

 Se trata de relatos cortos de terror que pretenden ser reales, pero que en realidad no están sustentas en historias ni evidencias verídicas. Aunque no solo están en formato de texto, también puede ser imágenes, videojuegos o videos. En la web hay muchos y hay quién los postea como un suceso que les pasó, pero son simplemente mentiras con una gran creatividad.  

 El nombre es el resultado de la combinación de los términos creepy (perturbador) y copypaste (copia y pega), este último porque son historias que se reciclan en los foros de internet y son usadas por innumerables usuarios.

 Como toda obra de la imaginación hay algunos de buena calidad y otros tantos que no la tienen. El más famoso es el de Slenderman.

Slenderman es un ser altísimo y delgado, de hecho su nombre viene de slender (esbelto). Su rostro está totalmente en blanco, no tiene ojos ni cejas, ni nada, y en su espalda permanecen ocultos tentáculos para atacar a sus víctimas, niños y jóvenes. Fue creado en 2009 por el usuario Víctor Surge en el foro Something Awful. A este creepypasta ya se le ha hecho hasta una película.

Este tipo de historias se reproducen con una velocidad increíble en internet y si existen dudas sobre si incluirlas o no como un subgénero de la literatura terror, si se afirma que ya forman parte del folklor popular en la era digital.

Aquí les comparto algunas que encontré en The Clinic:

Al borde de la superviviencia

En Berlín, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, el dinero escaseaba, los suministros se agotaban, y parecía que todo el mundo moría de hambre. Durante este período, las personas contaron la historia de una joven que decidió ayudar a un hombre que caminaba a ciegas entre una multitud.

La leyenda cuenta que ambos comenzaron a conversar y el hombre le preguntó si podía hacerle un favor: “¿Podrías entregar esta carta en la dirección escrita en el sobre?” Bueno, el lugar le quedaba de camino a su casa, por lo que ella acepto sin más. La chica comenzó su camino para entregar el mensaje, cuando notó algo en la dirección, un número que no podía distinguir, no sabía si se trataba de un “4″ o “9″. Se volvió de nuevo hacia el hombre ciego y se dio cuenta de que había emprendido una huida entre la gente sin sus gafas oscuras ni su bastón, como si estuviera huyendo.

Ella, por supuesto, encontró aquella actitud sospechosa, y en lugar de ir a casa fue a la policía. La policía, que tenía sospechas de que algo estaba pasando en la región por los incidentes registrados, visitó la dirección para comprobar si existía alguna conexión con sus sospechas. Una vez allí, hicieron un descubrimiento aterrador, tres carniceros cortaban carne humana y la vendían a la gente hambrienta por un precio amigable.

¿Sabes lo que había en la carta que el hombre le dio a la joven? Una nota, apenas se limitaba a decir: “Esta es la última que mando para ustedes hoy.”

No solo los perros lamen

Una niña de 15 años, conocida en la historia simplemente como “girl“, decidió que ya era lo suficientemente mayor como para quedarse sola en casa, desestimando un viaje con sus padres durante un fin de semana. Además, si algo pasaba ella tendría a su fiel perro para protegerla.

Al llegar la noche, cerró todas las puertas y trató de cerrar las ventanas, pero una se negó a cerrarse. Después de mucha insistencia, la chica se rindió y dejó la ventana abierta. Se dio un baño y se fue a dormir. Su perro tomó su sitio de costumbre bajo la cama.

En el medio de la noche se despertó debido al sonido de un goteo constante proveniente del cuarto de baño. Estaba demasiado asustada para ir a ver de qué se trataba. Metió la mano debajo de la cama y sintió una lamida. Eso la calmó y volvió a dormir. Más tarde, se despertó nuevamente con el sonido de las gotas. Temerosa, una vez más extendió su mano debajo de la cama, sintió una lamida y se volvió a dormir. Despertó más tarde nuevamente, extendió otra vez su mano y sintió la lamida.

Preocupada por el sonido del goteo, ella se levantó y caminó lentamente hacia el baño. El sonido de las gotas cayendo se hacía cada vez más fuerte mientras ella se acercaba. Llegó al cuarto de baño y encendió la luz. Ahí mismo fue testigo de una escena horrible: colgando en la ducha estaba su perro, con un corte a lo largo de toda la garganta y la sangre goteando en la bañera.

En el espejo del baño, algo llamó su atención. Escrito con la sangre de su perro estaban las palabras “NO SOLO LOS PERROS LAMEN“. La chica entró en pánico y salió corriendo hasta la granja más próxima, hasta el día de hoy no sabe quién o que mató al animal.

El anciano

Cuenta la leyenda que se podía ver a un anciano muy triste vagando por las calles de una pequeña ciudad en el norte de los Estados Unidos. Hacía mucho que el anciano andaba sin un rumbo, siempre con esa incertidumbre que por momentos tenemos, de no saber lo que vamos a hacer.

Cierta noche, el anciano caminaba por una calle oscura que finalizaba en una encrucijada. Sin rumbo, perdido en el medio de la negrura de la noche que lo rodeaba, comenzó a escuchar una voz, al inició distante e indistinguible, pero que pronto aumentó y daba la impresión de que se estaba acercando. En la penumbra, el anciano logró ver la forma de una mujer, que cantaba sus palabras, y asustadiza se aproximaba en dirección al anciano diciendo, “¿Cuál es tu tercer deseo?”

El viejo, bastante aturdido, hacia un esfuerzo por ver a la mujer. Continuó su camino, pensando que no se dirigía a él. Pero la mujer se volvió, bailando y tarareando las palabras en torno al anciano: “Ahora tu tercer deseo. ¿Cuál es? ”

El hombre, ya enojado, se detuvo. Trató de enfocar su mirada sobre la agitada mujer y preguntó:

– “Maldita sea, ¿Qué quieres mujer?

Ella nuevamente le dijo cantando:

-“Tu tercer deseo.

-“¿Tercer deseo?” – El viejo estaba confundido – “¿Cómo puedo tener un tercer deseo si no he tenido un primero ni un segundo?”

– “Ya has tenido tus dos deseos” – tarareo la mujer- “pero tu segundo deseo fue que yo volviera todo a como era antes de que pidieras tu primer deseo. Es por eso que no recuerdas nada; porque todo es como era antes de cualquier deseo.”

Ella continuó, apresurando al pobre hombre. “Entonces, tienes un deseo restante. ¿Qué vas a pedir?

– “Está bien” – exclamó el anciano – “Yo no creo en esto, pero no hay nada de malo en desear. Yo deseo saber quién soy.”

Que divertido,” – dijo la mujer mientras cumplía el deseo y desaparecía – . “ese fue tu primer deseo.”

Hoy en día se sabe que aquel anciano cambiaría todo lo que tiene por no saberlo.


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Laydis Soler Milanés

Periodista, amante de la literatura y de la buena música.

Se han publicado 4 comentarios


vangelys
 3/3/19 14:15

Laydis....gracias por tu articulo...me gusto mucho...eres super creativa para mantener tu pagina....y nos aportas mucho cada vez que te visitamos.....gracias  por tu rincon....

Laydis Milanés
 4/3/19 11:58

Gracias, Vangelys!

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JD
 25/2/19 7:03

Buenos dias. Internet esta dando lugar a nuevas formas de realizar y consumir la literatura. En estos dias oí hablar de la "twiteratura", o literatura a traves de twits, historias que se van narrando poco o poco, como si estuvieran ocurriendo en ese momento.

Hablando de otra cosa, fui a la Feria del libro, y tal como me esperaba. La recorri de punta a punta y solo compré 2 libros, los 2 de uso . La organizacion la vi buena, mejor que otros años, pero mientra no publiquen mejores libros, es por gusto. Un saludo a todos

Laydis Milanés
 4/3/19 12:03

Gracias por su comentario, JD. Este año no fui como tal a la Cabaña, fui a la Rampa y lo único que compré fue Joy, de Daniel Chabarría, y, como siempre, libros didácticos para los primos y sobrinos. Coincido con usted en que no hay mucha oferta de grandes clásicos en la feria. Saludos!

 

 

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