¿Y el fútbol cubano qué?

Las aguas se han calmado, y la emoción inicial del bronce Centroamericano de los futbolistas de Cuba ya ha pasado a un segundo plano, quizás tercero con el reinicio de la Serie Nacional. ¿Qué se hará con estos jugadores? ¿Cuál es el plan para lograr una progresión adecuada de estos prospectos? ¿Es muy desatinado pensar que si los jóvenes lograron enfrentarse de tú a tú contra los grandes de la CONCACF, la selección absoluta lo logre en algún momento?

¿Deberán perecer estos jóvenes en el Campeonato Nacional de Fútbol? Porque para nadie es un secreto cuán sombrío es nuestro torneo de balompié: equipos que no llegan al sitio donde debe efectuarse el partido a causa de problemas con el transporte, árbitros ausentes porque no apareció el combustible para llevarlos, jugadores en zapatillas porque se le rompieron los tacos a última hora y el equipo no tiene un par para darles, indisciplinas al punto que jugadores rivales no dejan cobrar un penalti pitado en contra en el último minuto, terrenos que nada tienen que envidiarle al peor potrero, en fin, jugar fútbol en Cuba es semejante a la Odisea de Homero.

Pero el problema no es solo que se estanquen en las aguas del fútbol cubano, sino que en busca de una progresión deportiva -o económica-, puedan marcharse del país y unirse a la lista de deportistas desertores que hoy solo quedan en la memoria colectiva, pues la institucional no los reconoce. ¿Por qué nadie hace un esfuerzo para que estos futbolistas recalen en clubes extranjeros? No hay bloqueo que lo impida, si Yulieski Gourriel va a Japón, los cubanos pueden jugar en Europa o Suramérica, quizás CONCACAF y el Caribe puedan traer algún tipo de problemas políticos por las restricciones, pero el resto del mundo es un mercado abierto.

A veces podría dudarse del interés de un crecimiento del fútbol cubano. ¿Alguien recuerda los integrantes de la selección de los Panamericanos de Guadalajara 2011? Esa selección de fútbol logró un gran papel en aquel torneo, donde enfrentaron a Costa Rica, Brasil y Argentina; solo lograron un punto, pero impresionaron. Hoy, muchos de ellos ya no están en Cuba.

¿Entonces? ¿Habrá algún cambio? ¿Se hará algo por impulsar el fútbol? Recuerden además, que nuestro torneo apenas tiene cobertura mediática y eso duele, saber que ningún niño sueña contigo como un héroe, que con mucha suerte, si llegas a la final, alguien podrá verte en diferido por la televisión. Sí, el torneo es malo, no ofrece espectáculo, pero si no se da un primer paso en esa cobertura, ¿Qué queda? ¿Esperar que todo mejore por obra y gracia? Alguien debe hacer algo.

El pasado 11 de diciembre se cumplieron 103 años del primer partido oficial de fútbol en el país; nosotros no somos la familia Buendía ni cargamos encima ninguna maldición. Mientras nos convencemos de lo contrario, seguimos siendo el hazme reír de la zona. Sin clasificaciones al mundial, con pésimas actuaciones en Copas de Oro y un solo título en Copas del Caribe. Es hora de despojarse de esa idea de que no somos un país de futbolistas, quitarse de una vez el implante cerebral de que en Cuba solo se juega béisbol.

Cuba es un país de deportistas en general, con mayor o menor desarrollo según el deporte, a veces frenado por problemas económicos, otras por “personajes oscuros”. Es hora de que alguien de un golpe en la mesa y coloque al fútbol en su lugar.