Los goles que hablan

No comprendo a qué viene tanto asombro. Cristiano Ronaldo no hizo nada nuevo. El Real Madrid está en las semifinales de la Champions League y no solo gracias al hat trick del portugués.

Lo del martes fue un espectáculo total, pero no solo por el hombre tres veces ganador del Balón de Oro. Aquí, entre otras cosas, se llega gracias a la mentalidad de un hombre que hizo el gol más hermoso nunca antes visto, precisamente a un equipo alemán. Ese hombre se llama Zidenide Zidane y es el que ha devuelto la magia.

Hace muy poco, luego de la victoria contra el Barca, se filtraron algunas notas de la dirección del equipo sobre la forma de jugarle al eterno rival. Nadie mejor que Zidane para entender cómo juegan los de la ciudad Condal, porque nadie mejor que Zidane para practicar ese tipo de fútbol.

Pero lo del Barcelona ya es agua pasada, bueno lo era hasta que apareció el Atlético.

Pero sigamos en lo nuestro, en el partidazo del Real Madrid todos tienen mérito, especialmente CR7 no lo niego, pero tampoco es algo sobrenatural.

Saben cuántas veces el luso ha marcado tres goles en un partido desde que juega de blanco: pues 20. Con 16 tantos en competición europea está a punto de romper su propio récord goleador logrado en la mítica campaña en que se ganó la Décima.

Desde que está en España, Cristiano acumula más de 30 goles por temporada, muchos de ellos bien decisivos, como los tres últimos, pero repito, no creo que sea algo para alarmarse. El que no está acostumbrado a esto nunca ha visto bien a CR7, o no lo quiere ver.

Los goles de Cristiano hablan por sí solos, tienen personalidad y por eso no necesitan que los defiendan, sus tantos llevan al Madrid a los títulos. Este nuevo siglo, aunque aciago, ha tenido momentos importantes para la Casa Blanca en los que el de Madeira ha sido decisivo: la Décima, la Liga número 32, la Copa del Rey (2013-2014), el Mundial de Clubes (2014), la Supercopa de España (2012), la Supercopa de Europa (2014), saltan como ejemplos.

Lo único negativo que yo le vi al partido entre el Real Madrid y el Wolfburgo fue el discurso de la remontada, sinceramente ese versito ya cansa. El Madrid es un grande, tanto que ni los Lobos alemanes se podían explicar cómo habían ganado el partido de ida. Pero al fin y al cabo es fútbol y todo puede suceder.

Entonces muchos comenzaron a llamar a la guerra, como si el resultado del 0-2 no fuera realmente remontable. ¿Quién no sabía que los de Zidane ganarían en el Bernabéu? Habría que ser muy poco objetivo para pensar que dos goles eran una ventaja imposible para un club como el Madrid, con sus jugadores, su historia y sus recursos. Yo no es que sea demasiado optimista, también tenía mis miedos, lo confieso, pero leía los hechos de manera fría y sabía que la sexta semifinal consecutiva era muy probable. Finalmente CR7 me dio el gusto y la razón.

Ya les digo, de nada se asombren, este Madrid con todos sus jugadores, pero sobre todo con Zinedine Zidane es capaz de todo.

Uno que también es capaz de todo es el Barcelona. El conjunto culé fue capaz de perder en el Clásico una racha de 39 partidos sin ver la derrota, de perder su holgada ventaja en la punta de la tabla de clasificación de la Liga y por último, y sí más doloroso, de perder su choque ante el Atlético y olvidarse de la Champions y de repetir el Triplete. Eso me alegra, no lo puedo negar, ya les dije que yo era muy madridista.

Yo no pude ver el partido, aunque lo tenía planificado (me encanta ver cuando el Barca pierde). Razones de peso mayor me alejaron de mi televisor, pero según me enteré, Griezmann metió dos goles, Andrés Iniesta cometió un penalti y no echaron a ningún jugador. Mala fórmula para los culés.

Finalmente, Bayern de Múnich y Manchester City completan la cuarteta semifinalista de esta edición de la Champions League. Habrá que esperar a la definición de los cruces, pero con un City en semis de casualidad y nuevo en la materia y un Guardiola con las maletas hechas, no nos asombremos de una final Madrid-Atleti. Se los repito, no nos asombremos.