Aunque como dice mi blog, su objetivo es reflejar la actualidad de mi país, hoy les comento sobre mi último viaje fuera de fronteras junto a mis colegas del dedeté, Laz y Falco.
En agosto del presente año, un email enviado desde Santa Rosa, en California nos invitaba a participar en el Satire Fest, Convención de los Caricaturistas Editoriales de los Estados Unidos de América.
Jeannie Schulz, viuda del célebre Charles Schulz, creador de la familia Peanuts y de su perrito Snoopy, hizo todo lo posible por hacer objetiva nuestra presencia en el prestigioso festival. De agosto a octubre estuvimos desenredando a través de correos electrónicos los mecanismos para permitir que estos tres cubanos representaran por vez primera a su país en esta Convención.
Para no caer en detalles, la señora Schulz llegó a enviarnos un correo con sus disculpas ante la eminente frustración del viaje por la demora de la aprobación de la VISA.
Ya de “corre corre” y en horas, los tres preparamos maletas para salir bien temprano al aeropuerto.
Para llegar a la costa del Pacífico hay que hacer escala en Miami, de ahí son 6 horas de vuelo hasta la bella ciudad de San Francisco. Sin dudas sus puentes, ejemplo de soberbia ingeniería sorprenden desde que el avión comienza a perder altura.
La inmensidad de su aeropuerto no me sorprendió tanto como el diseño interior y las áreas dedicadas a contar la historia de la ciudad. No hay mención, al menos no la ví, de que el territorio era de los hermanos mexicanos, pero sin embargo me gusto mucho ver un film de inicios del siglo XX cuando un ocurrente camarógrafo dejo fija una cámara sobre el techo de un tranvía, cuando aquello halado por caballos, y dejo testimonios de una ciudad que en meses desapareció por un siniestro terremoto.
Las iniciativas de este tipo para contar momentos, sobre todo a otras generaciones, me parecen ideas espectaculares.
La ciudad creció en sus empinadas lomas e imagino que todos estos grandes edificios soportan los movimientos que se registran no en pocas ocasiones en la escala Richter.
Ni limosinas, cafeterías, galerías, restaurantes, comercios, me impresionaron tanto como los tranvías que suben y bajan las colinas californianas aparentemente sin esfuerzo.
Los conductores solo maniobran el freno de mano y tiran de un cordel que avisan las paradas y arranques. Me imaginé a mi Habana con esos “Cable Cars” y sus turistas haciendo fotos a todo. Los tranvías fueron eliminados mucho antes de 1959, para imponer la supuesta modernidad que traerían las guaguas.
Su nombre en inglés se debe a que el sistema de empuje de estos carros esta sumergido bajo tierra y consisten en cables los cuales empujan con potente fuerza a los carritos cuando necesitan subir alguna loma.
Ya había mencionado que las limosinas no me habían impresionado, sin embargo, lo que andaban haciendo sus chóferes sí fue sorpresa para estos nacionales. Como todo buen cubano, que le gusta aprovechar el tiempo, una de las sesiones del trabajo del Satire Fest la dedicamos a recorrer la ciudad y prestos en una parada de ómnibus llego un chofer de estos largos carros y en un perfecto inglés dijo: ¡A 5 dólares hasta la bahía!
Nos miramos, olvidamos la conversión de pesos a dólares y llegamos como otros californianos hasta la bahía de San Francisco en nuestro elegante carro.
“La lucha” está en cualquier parte.
Livia
23/10/14 8:14
Estás como la canción de mi tiempo...,jejeje. Muchos éxitos para todos y te esperamos con tu acostumbrada sección.
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