Las transformaciones en la economía cubana traen cambios e iniciativas dignas de registrar para no perder una memoria histórica que cambia con una rapidez sorprendente.
Los que habitamos en Cuba apenas notamos este movimiento de escenas que enriquece nuestro costumbrismo, pero el buen observador puede reparar en muchos detalles de nuestro surrealismo cotidiano.
Las calles se llenan de parqueadores, oficio que hace años se practicaba solo en áreas turísticas o comerciales, pero ya el cubano que posea un auto estatal o particular sabe que al dejarlo en alguna zona urbana aparecerá un criollo que, con un silbido, una sonrisa, una seña o directamente le avisará que puede abandonar el carro sin problemas que él se encargará de la custodia y, a veces, hasta de la limpieza de este. Las casas para el cuidado de los infantes es otro oficio que emerge con rapidez.
La oferta de maní y rosita de maíz en carritos de los extinguidos Súper Mercados en los exteriores de teatros ha garantizado una oferta que estas instituciones no ofrecen junto a una estela de papelitos y basura que no siempre es barrida a tiempo.
El servicio de gas en “balitas” no escapa a estas transformaciones. Usted tranquilo en su casa puede recibir este servicio normado si paga un poquito más a un vecino que descubrió que, haciendo un esfuerzo físico y “cuadrando” con los que trabajan en estas dependencias, puede comprar el gas de aquellos que no tenemos tiempo para hacer a veces esas grandes colas.
Son muchos los oficios y seguirán creciendo como parte de una economía informal. No todos son oficios declarados, ni registrados, pero son realidades que, en ocasiones, resuelven grandes problemas.
El que me motivó a escribir estas líneas no deja de “chocarme” y dejarme siempre el agridulce sabor del engaño. Me refiero a los auxiliares de choferes de ómnibus.
Aparecen ubicados en la primera ventanilla al lado de la puerta de entrada de las guaguas y poseen el histrionismo capaz de llegarte a convencer de que te están haciendo un favor al recoger las monedas para que el personal suba rápido o por las puertas traseras. Ellos están siempre muy preocupados porque suba al ómnibus la mayor cantidad de personas y, como antiguo canto de trabajo, van indicando que “se aprieten, que hay espacio para todos”. Un auxiliar que garantiza que los 40 centavos que cuesta el pasaje de ómnibus urbanos llegue a su destino.
Imagino la cara del lector al leer este objetivo del auxiliar, pero no me va a negar que ese es su objetivo y no otro.
Nuevos trabajos
En Cuba se han multiplicado los oficios, aunque no todos son declarados, ni registrados, como es el caso del "auxiliar de choferes de ómnibus"...
en Exclusivo
22/05/2014
1 comentarios
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gloria martinez.
22/5/14 21:53
El crecimiento de una ciudad, trae beneficios a la par que "malos oficios",siempre hay fuertes cambios y ésos cambios derivan, muchas veces, en corrupción...cuestión de cortan de llano todo acto corrupto, porque sino, se institucionaliza y nadie la erradica...ojo,pestaña y ceja con la corrupción, mal parecido al cáncer.
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