Imagínese que de pronto su casa se inunda, comienzan a lloverle gotas desde el techo de una manera incontrolable.
Como su morada es en un edificio multifamiliar, lo más lógico es subir a ver qué pasa en el apartamento encima del suyo. En el desespero usted había olvidado que ese apartamento estaba cerrado y la propietaria vivía en Villa Clara.
Comienza a preguntarle a los vecinos si alguno tiene los datos de ubicación de la señora, hace su pesquisar, llega la noche y nada. En el registro de dirección del CDR aparece su número de carnet de identidad, toma ese dato para tratar de ubicarla.
Varios vecinos con el programa de datos de ETECSA tratan de verificar si dan con algún número de celular. Esto tampoco da resultado.
Al otro día va a ver al delegado de su circunscripción, quien amablemente también hace lo que tiene a su alcance para tratar de solucionar el problema.
El agua no perdona. Sigue atravesando paredes y placas y llega ya de la cocina a los cuartos. Ni Bomberos ni la PNR pueden entrar a una vivienda sin la autorización de su propietario; pero, ante el desespero, usted va a la Unidad de la Policía para hacerle una denuncia, a parte de los daños ya ocasionados para tratar de garantizar, al fin, su ubicación.
La atención en la PNR es ágil, pero ante este tipo de caso si no lleva un acta de defectación del arquitecto de la comunidad no tendrá efecto la demanda, por lo que el oficial le sugiere que traiga esos datos.
Al averiguar cómo se accede a esto, descubre que la oficina de atención atiende estos casos solo los días jueves y su problema comenzó un sábado en la noche.
El desfile de cubos y palanganas tratando de disminuir el desastre es un alivio dentro del gran caos. Llama a varias dependencias y organismos pero lo oficial, lo legal, antes de evitar romper la puerta de su vecina solo lo logrará plantear hasta el jueves.
Es lógico que la policía no de información de ubicación por solo brindarle un número de carnet de identidad.
Las goteras y su impotencia han aumentado considerablemente.
Le dan ganas de pensar que va a despertar de una pesadilla, pero ya lo hubiera hecho al mojarse con tanta agua.
Imagine entonces que, por una casualidad de la vida, esa señora aparece, abre su apartamento y descubre entonces que el “latiguillo” de la tasa se desprendió y como no tiene llave de paso, el agua salía a libre demanda.
Ahora imagine que usted hubiera estado en un caso así, no sé que habría hecho…pero, además; imagine que lo que ha leído aquí es pura realidad.
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