De los males del cuerpo que no son enfermedad, los cólicos o dolores de barriga son de los más ocurrentes y molestos. Su incomodidad se acrecienta dependiendo del lugar donde se produzcan. Si estamos en el hogar no debe haber problemas, pero si nos agarran esos retortijones en la vía pública es un gran dilema.
Creo que la mayoría hemos pasado por esos inolvidables males ratos donde no aparece el local adecuado para evacuar tan molesta necesidad.
La mayoría de las veces estos sucesos se producen bien alejados de la mencionada área y provocan que la persona más tímida toque en la puerta de cualquier ciudadano en busca de auxilio.
El problema real es que en la capital de todos los cubanos escasean los baños públicos.
En mis épocas “de aprieto”, llegué a confeccionar un mapa para estas contingencias, donde calculaba las distancias entre estos escasos locales y marcaba las áreas de peligro extremo, en estas no había ni una iglesia a la que acudir en ayuda del prójimo. Son como “áreas sin cobertura”, con la diferencia que nadie te dirá al oído: ¡Lo sentimos…!
Los hoteles, a pesar de los aquellos férreos controles para su acceso y la amable pregunta del portero de “¿en qué puedo ayudarlo?” fueron, por un tiempo, la gran salvación.
Hace años limitaron el acceso a mi preferido, no solo por su limpieza, sino por su ubicación, el del hotel Habana Libre. De un día para otro para usarlo se requería tener Tarjeta de huésped.
Por la Rampa habanera hay dos estratégicos, pero mis escasos prejuicios homo fóbicos no me dejan entrar en ellos: el de la heladería Coppelia y el del parque de El Quijote.
Hasta en dependencias estatales que preferiblemente tengan a una señora de recepcionista usted puede encontrar consuelo, solo debe desarrollar un diálogo convincente y llevar consigo bolígrafos o caramelos, estos abren puertas…
Le recomiendo que se los regale antes de pasar al sanitario.
En el transitado boulevard de Obispo, en la Habana Vieja, existe otro, aunque hay más establecimientos comerciales, sobre todo restaurantes a los que puede acceder si deposita algunas moneditas en la cajita que aparenta que otros usuarios han dejado una considerable propina.
Los carteles aclarando que no hay baños públicos en varias céntricas áreas de la Habana, muestran en realidad una falta de urbanidad preocupante.
Esta contradictoria limitación no puede justificar actos tan salvajes como los que abundan en nuestras calles y nos hacen iguales a épocas pasadas como el Paleolítico, aunque sea el Superior.
Del desagradable tema hay que opinar
En estos tiempos de iniciativas comerciales y auge del cuentapropismo no estaría mal dedicar algunas licencias para satisfacer estas necesidades.
luis alberto hernandez cabrera
18/9/14 13:57
buenas tardes,da pena que la mayoria de los postales de aca de la Habana esten lleno de orines y demas,habiendo lugares donde se puede hacer baños para que las personas puedan hacer sus necesidades,los pocos baños que existen cierran bien temprano.
senelio ceballos
18/9/14 6:36
..estoy con ud!!..VER PELICULA HUMORISTA RUSA....[ Heroe ya en EPD..llego a ser gobernmador ]..Yo quierto ser..CUENTAPROPISTA CREANDO UN BANNO PUBLICO..jajjaja
Copia de estas situaciones actuales cubanas..HAST EN BARCELONA..paso eso CARAY!!
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