Cristales “calobares”

Recuerdo que fueron un suceso, lo último de la moda.

Ponerse unas gafas de cristales “calobares” era tener conquistada a la más buena muchacha de la secundaria o el Pre.

Ellos venían con otra ventaja, la de poder mirar, apreciar, y hasta desnudar con la vista sin que la persona observada se percatara de esa íntima apreciación.

Aunque su definición no está muy clara, para la mayoría un cristal calobar tiene la cualidad de reflejar, cual espejo lo que en él se proyecta y por el otro lado puedes apreciar tu entorno sin ser observado.

Casi aporto la definición física del concepto, pero es bien importante que usted repare en lo que quiero llamar su atención.

En edificios de microbrigadas el que transforma su apartamento y le pone cristales calobares “la partió”, triunfó, es un realizado, se la comió. Claro que estas conclusiones son bien relativas y condicionadas con la forma de pensar y vivir de cada cual, pero no me van a negar que da “caché” y opulencia.

En seriales policíacos nacionales y foráneos es clásica la escena en que la victima o el testigo trata de reconocer al victimario a través de uno de estos cristales, para garantizar el anonimato de los primeros.

En algunas vidrieras o tiendas es muy agradable estar del lado oscuro del cristal calobar, pues desde allí puedes ver como algunos y algunas transeúntes aprovechan el reflejo tipo espejo del cristal para terminarse de maquillar, arreglarse la corbata y hasta para limpiar fosas nasales, sin saber que a escasos centímetros y al otro lado, hay personas observándolos y gozando de lo lindo con aquel espectáculo.

Hasta ahí todo va bien, pero lo que no entiendo es que hacen algunos autos estatales, casi siempre de Organismos Superiores con cristales calobares.

Ese carro está asignado a un dirigente o ha hacer diligencias de la empresa.

Si ese es “su objeto social” qué esconde tras esos cristales, o papeles forrados que convierten al cristal en una barrera a la vista de los demás.

¡La verdad que no entiendo!