Hace unos días me preguntaron en qué tipo de relaciones socioafectivas me había visto involucrada, y con toda certeza respondí que en casi todas sin excluir ni incluir nada a propósito: la vida me fue llevando de una a otra con naturalidad y en círculos inexplicables.
Hablo de noviazgos formales y amores platónicos, matrimonios legales y de consenso, un trío casual y varios triángulos (como vértice y como extremo, incomodísimos ambos roles), incluso sexo con desconocidos (no siempre a voluntad), amigos con derechos, pareja abierta, roommates, amantes virtuales…
¿Qué me falta entonces? Para empezar, una orgía, pero esa idea no me entusiasmó de joven y no creo que lo haga ahora, con más conocimiento que energía para desperdiciar.
Tampoco tuve (ni tendré, espero) relaciones de dominación / sumisión; ni he sido la mantenida de nadie; ni busco oficios afines a mis parafilias, como hace mucha gente por ahí… y no los critico porque ese es su derecho, mientras respeten la integridad física, espiritual y moral de la contraparte.
En el gran espectro de los vínculos eróticos, lo que sí me encantaría probar es el mundo swinger, y no ha pasado porque siempre me tocaron parejas tímidas o muy monogámicas (según sus declaraciones: luego la vida demostró otra cosa).
Jojo también es chapado a la antigua, pero ya tengo pensado cómo sacarlo de ese molde dentro de unos años: una comunidad filial de personas de la tercera y cuarta edad que elijan convivir con gente afín a sus gustos, pasiones y talentos.
Un hogar de ancianos, dirás tú, y es cierto… pero en versión más divertida, con libertad para ejercer esa muchosidad de la que habla nuestra sicóloga favorita. O sea, un lugar donde se potencien las ganas de vivir y se respete el deseo de morir con elegancia mística, no un almacen de obsolescencia programada sin opciones para lucirse en la recta final.
Esa comunidad que sueño (y no sola) necesita mucha naturaleza y buen terreno para sembrar medicinas y alimentos sanos; sitios donde practicar yoga, taishi, natación o hierros (a gusto de cada cual); áreas donde la música se escuche a un volumen beneficioso (mejor en vivo y con instrumentos acústicos) y materiales para plasmar en lienzos, muros o manualidades la creatividad que nos hace seres racionales.
Da igual si son casitas o un único edificio: necesitaremos grandes ventanales para que circule el prana y paredes coloridas, porque nada dispersa más el intelecto que un espacio mohoso, cerrado y con olor a finales temidos.
En cuanto a las mascotas, no me opongo a una cría de perritos locos como los de Mary o de gatos prolijos como los de Tay, siempre que nadie objete de un estanque para mis ranas y los peces de Jojo, y si alguien quiere pajaritos, tendrá que criarlos en total libertad.
¿Por qué una comunidad y no una casa donde nos visiten los nietos y amistades selectas? Pues porque somos seres gregarios que consumimos mucho amor al día… y también por razones prácticas: en un país envejecido y con una migración juvenil notable, el cuidado tocará a varios añosos por cabeza, y para garantizar su calidad se necesita crear fondos e invertir sin miedo, a nivel personal y estatal.
Según mi plan, no será dificil lidiar con el tipo de personas que pudiera sumarse a nuestra proyectada comunidad, siempre que se comparta sin resabios la fórmula que pretendo aplicar: persistencia, personalidad, polivitaminas y poliamor.
¡Ah, sí! ¿Qué esperaban? El poliamor debe estar incluido como opción dentro de todas las diversidades posibles: yo quiero libertad para alternar parejas de dominó, parejas de baile, parejas de mesa y parejas de cama, porque si no podemos a esa altura abrir el menú, ¿qué karma nos llevamos para otra vida?
Claro que no sería obligatorio participar en todo, pero estoy a favor de los juegos de cosplay, las lides repentistas y las noches de nudos, que según se sientan nuestros huesos puede ser una sesión de crochet para hacernos bufandas o una de shibari, con masaje posterior y doble ración de chocolate.
Las excursiones en bici no pueden faltar, pero como a esa edad ya nada es ridículo, pondremos rueditas extras a quien falte equilibrio y pedales de mano a quien prefiera usar la fuerza de arriba y guardar la de abajo para otras funciones…
Aún no tengo claro el nombre, pero si están interesados en matricular me contactan, que ya Gisela le está dando coco al proyecto para sumarlo a la carpeta de emprendimientos nacidos al calor de Senti2Cuba.

Términos y condiciones
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.