//

sábado, 23 de noviembre de 2024

Tres miradas a Cuba (XXII)

Borrachitos habaneros sedientos, una libertad de opereta y Chapitas condecorado por El Indio...

Argelio Roberto Santiesteban Pupo
en Exclusivo 12/12/2015
0 comentarios

PRIMER VISTAZO: EN MÉXICO SÍ HABÍA PLATA

Amigos que me leen: Comencemos esta postal poniendo las cosas en su justo término. Y dígase que los conquistadores eran una pandilla de menesterosos, que vinieron al Nuevo Mundo con cuatro varas de hambre.

Aquí sus sueños de pronto enriquecimiento se iban a esfumar en breve. Y un día Hernán Cortés, antiguo alcalde de Santiago, conquista México, donde sí había oro de verdad.

De ahí surgiría el siguiente hecho: en 1588 atraca en el puerto habanero un buque cargado de vino, pero no lo descargan, y prefieren seguir hacia tierra mexicana, donde hay dinero a montones. De manera que los infelices borrachitos habaneros se quedaron con la boca hecha agua, como siglos después los perritos de Pávlov.

SEGUNDO VISTAZO: TREMENDA MANERA DE SER LIBRES    

Atemorizada por los cañones de las naves inglesas, España firmó el compromiso de dar fin a la trata negrera. En 1851, cuando ya el acuerdo lleva tres décadas de vigencia, está en La Habana el súbdito inglés John Granville Taylor, quien observa que el trasiego de carne humana continúa desaforadamente, con la interesada complicidad de las autoridades. Agrega que, cuando la marina inglesa se presenta en el transcurso del tráfico ilegal, declara libres a los africanos.

Ah, pero éstos van a caer en manos de piadosos señores esclavistas, quienes juran que les darían instrucción moral y religiosa.

El resultado… es fácilmente imaginable.

Y se asegura que hasta la madre de la reina Isabel estaba implicada en aquel potaje.

TERCER VISTAZO: ENTRE BUENOS ANDABA EL BAILE

Esta última postal nos lleva hasta un momento más cercano: el año 1953.

Sépase que las relaciones entre Fulgencio Batista y Rafael Leónidas Trujillo tuvieron sus altibajos.

Batista, demagogo consumado, para poner en escena una pose de demócrata, a veces se pronunciaba contra Chapitas, hiena repudiada en todo el continente.

Pero en la época a la cual nos hemos movido, reinaba cierto idilio entre los dos regímenes tiránicos. Y Batista, mancillando la memoria del Padre de la Patria, concede la Orden Carlos Manuel de Céspedes a Héctor Trujillo, hermano de Chapitas y entonces presidente marioneta.

No contento con ello, el que sus guatacas llamaban El Indio impuso igual orden a Manuel Odría, dictador peruano. 


Compartir

Argelio Roberto Santiesteban Pupo

Escritor, periodista y profesor. Recibió el Premio Nacional de la Crítica en 1983 con su libro El habla popular cubana de hoy (una tonga de cubichismos que le oí a mi pueblo).


Deja tu comentario

Condición de protección de datos