No caben dudas. Si creyéramos en la Astrología, ahora mismo estaríamos asegurando que ella, marcada por las estrellas, nació bajo los signos del sufrimiento y de la rebeldía.
Sí, alguna vez dijo: “El dolor no es parte de la vida, se puede convertir en la vida misma”.
UNA VIDA DE AFLICCIÓN
Magdalena del Carmen Frida Kahlo Calderón, conocida como Frida Kahlo, nació en Coyoacán, en 1907, y murió en ese mismo barrio de la capital mexicana, cuando transcurría 1954.
Fue la tercera hija del fotógrafo alemán, de origen judío-húngaro, Guillermo Kahlo, y su segunda esposa, Matilde Calderón, mexicana de ascendencia española. (Según algunos biógrafos, la prosapia hebreo-magyar fue una leyenda que se forjó Frida, algo dada a la mitomanía).
Temprano tocó el infortunio a la puerta de la pequeña. Con seis años, es atacada por la poliomielitis y quedará para siempre con la pierna derecha mucho más delgada que la izquierda. El padre la apoya en su rehabilitación pero, al sugerirle que practique fútbol y boxeo, le consigue el repudio del vecindario, pues consideran que no son ésos deportes apropiados para las niñas.
Con el fin de más tarde estudiar medicina, siendo una quinceañera ingresa en la Escuela Nacional Preparatoria de Ciudad México. Allí se uniría a un grupo de divertidos y revoltosos condiscípulos, apodados los cachuchas, caracterizados por su rebeldía, el espíritu crítico hacia la autoridad y la heterodoxia. Asegura un biógrafo que “su actividad y posición política calzaba en algún espacio entre las ideas anarquistas y revolucionarias románticas”.
Un día de 1925, cuando Frida contaba con 18 años, viaja de la escuela a su casa, acompañada por un compañero de aula, que es su novio. Y se ven envueltos en un espantoso accidente de tránsito.
El resultado: la muchacha está con múltiples fracturas, en la columna vertebral, las costillas, una pierna, una clavícula. La pelvis queda fraccionada en tres pedazos, lo cual siempre le impediría la maternidad.Un pasamanosdel vehículo la atravesó por la cadera izquierda, hasta salir por la vagina. (Después Frida comentaba que había sido ésta la forma brutal en la que había perdido su virginidad). Como consecuencia de las lesiones, a lo largo de su vida iba a ser sometida a 32 intervenciones quirúrgicas.
El hecho horripilante tendría sólo un efecto provechoso. La muchacha malherida recuerda que su padre guarda con esmero frascos de pintura al óleo, varios pinceles, una paleta. Pide que le traigan esos enseres y que le construyan un caballete.
Acaba de nacer una pintora.
Y, ENTONCES, LLEGÓ DIEGO
Ya medianamente respuesta, comienza a frecuentar entornos políticos, artísticos e intelectuales.
Conoce a nuestro compatriota, el dirigente revolucionario Julio Antonio Mella, y a su pareja, la fotógrafa italiana Tina Modotti.
Pronto Frida estará acompañándolos en los actos políticos del Partido Comunista Mexicano, en el cual finalmente ingresa, como ya lo habían hecho varios de sus compañeros cachuchas. (Siempre mantuvo lealtad a sus ideas. Unos días antes de morir, en una silla de ruedas asiste a una manifestación que protesta contra los yanquis por el golpe de estado a Arbenz).
Es precisamente a través de la pareja Mella-Modotti que Frida conoce a Diego Rivera. Ella le muestra sus trabajos, que apasionan al muralista.
Diego se convierte en presencia perenne en la casa de los Khalo. Y se casa con Frida en 1929.
Fue aquélla una relación singular, poco ortodoxa, por decir lo menos. Era Diego enamoradizo hasta el frenesí, y lo que más molestó a Frida fue descubrir que había intimado con Cristina, hermana menor de la artista.
Dígase, en justicia, que Frida no se quedó rezagada. En la nómina de sus amantes estuvo hasta el político soviético LievDavídovichBronstein, Trotski. Y en su currículo tampoco faltaron las relaciones lésbicas.
Aquel matrimonio poco convencional se divorció en 1939, para volverse a casar unos meses después.
Ella lo amó apasionadamente –ver las cartas y poemas que le dedica--, en tanto que Diego siempre fue un admirador de su arte, y diseñó su imagen pública, con el vestuario y los abalorios típicamente mexicanos que, junto con su rostro cejijunto, se convirtieron en emblemáticos.
De todas maneras, ella alguna vez declaró: “Yo sufrí dos accidentes graves en mi vida, uno en el que un autobús me tumbó al suelo... el otro accidente, ¡es Diego!”.
Lo cual no le impediría agregar: “Quizá esperen oír de mí lamentos de «lo mucho que se sufre» viviendo con un hombre como Diego. Pero yo no creo que las márgenes de un río sufran por dejarlo correr”.
LA ARTISTA
Se respira en su obra un ambiente de naiveté, de ingenuidad, quizás deliberada, para acercarse más a las raíces inocentes del arte de su pueblo, que tanto amó.
Al revisar su creación, se encuentra la constante presencia del autorretrato. “Me pinto a mí misma, porque soy a quien mejor conozco”, dijo. Y también: “Pinto autorretratos porque estoy mucho tiempo sola”.
El sufrimiento es ubicuo en lo que nos legó. Hay cuadros desgarradores, como el que representa a una niña solitaria –ella misma, imposibilitada de jugar con sus coetáneos-- o aquél en que nos recuerda sus abortos, habida cuenta de que el accidente le impidió transitar por una gestación feliz.
Nunca le dio excesiva importancia a su obra. Tampoco le complacía teorizar en torno al arte. (“Lo único que yo sé es que pinto porque tengo la necesidad de hacerlo, pinto siempre lo que me pasa por la cabeza sin ninguna otra consideración”). Cuando alguien la clasificó como surrealista, comentó socarronamente: “El surrealismo no es la sorpresa mágica de encontrar un león en el armario donde quería tomar una camisa”.
Aunque el auge de su fama vino postmortem, recibió en vida reconocimiento. Fue admirada por Pablo Picasso, por WassilyKandinski, por André Bretón, por Marcel Duchamp. Es más, uno de sus autorretratos --que actualmente se encuentra en el Centro Pompidou-- fue el primer cuadro de un artista mexicano adquirido por el Museo del Louvre.
Pero quizás el mayor galardón lo obtuvo el día de su muerte –hace exactamente 60 años-- cuando un crítico comentó que todos habían pensado que Frida era sólo una flor extraña para engalanar el ojal de la casaca de Diego Rivera pero que, en realidad, ella lo había sobrepasado.
Quizás en aquel momento luctuoso cumplió la promesa que le había hecho a su médico: “Doctor, si me deja tomar este tequila le prometo no beber en mi funeral”.
Carlos Golcher
17/7/14 12:53
El cincel de la vida le talló tanto que le puso facetas únicas, sólo de ella.
Leo Barrado desde FB
14/7/14 9:44
Ademas de ser una gran pintora una revolucionaria para su epoca entre otras cosa Frida padecia de Fibromialgia y Fatiga Cronica
Elizabeth Hernandez desde FB
14/7/14 9:43
Gracias amiga, la aprecio y me gusta mucho Frida !!!
Lilian Di desde FB
14/7/14 9:42
GENIA TOTAL...
Alfredo Martinez desde FB
14/7/14 9:42
Dios te tenga en la Gloria compañera.
Christine Warburton desde FB
14/7/14 9:42
Beautiful!
Alvaro Nin Revello desde FB
14/7/14 9:41
!!!!!!amo esta mujer!!!!!!!!!
Denysse
2/8/19 10:37
Ya somos dos...
Iramis Alonso desde FB
14/7/14 9:41
Pero no creemos en la astrología. Admiramos a Frida, su coraje y la altura emocional de su obra, pero sin dejarnos tentar por supuestos que solo hacen poner paja a su legado trascendental, como artista, mujer y luchadora social.
Nancy Ponz desde FB
14/7/14 9:40
Siempre fue una gran mujer luchadora no le temia a nada
Anton Bolet desde FB
14/7/14 9:39
me encanta la pintura de Frida
Ildefonso Perez Manzanero desde FB
14/7/14 9:39
La Gran Señora!
celeste montechiarini
14/7/14 0:00
Excelente, conocí la casa azul en Coyoacán, mágica.Tengo 60 años, nací en 1954, cuando Frida partió..
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