//

sábado, 23 de noviembre de 2024

Qué sucedía en la Cuba de 1940

Una biblioteca y una fuerza aérea que nunca existieron, el debut de la Burque y un homenaje a nuestro zunzuncito...

Argelio Roberto Santiesteban Pupo
en Exclusivo 10/02/2018
1 comentarios
Zunzún
El diminuto colibrí cubano recibió reconocimiento internacional.

Por entonces, La Habana tuvo un alcalde que era mago: Antonio Beruff Mendieta. Él se había quedado sin un kilo prieto, pero logró que se aprobara un jugoso presupuesto para construir una biblioteca en el Parque Trillo. Mágicamente, hizo surgir de la nada una biblioteca que solo existió en los libros de la contabilidad.

Ah, pero pronto Beruff volvió a quedarse insolvente. Entonces recurrió a su segundo gran acto de ilusionismo: aprobar un crédito para demoler el edificio… de una biblioteca que nunca había existido.

Claro, muchos comentaban que Beruff no era mago ni la cabeza de un guanajo, sino más bandolero que Pato Macho, malhechor que fue detenido, precisamente, en el parque Trillo.

UNA FUERZA AÉREA IMAGINARIA

Pero, además de los trucos del mago-bandolero Beruff, ¿qué más sucedía en la Cuba de hace siete décadas y ocho años? El mundo andaba alarmado, pues el nazifascismo está en el poder en Alemania e Italia. En tal contexto, se efectúa un congreso internacional de aviación y el delegado cubano declara solemnemente que su país puede poner en pie de guerra a cuatrocientos pilotos.

Aquí la gente, cuando se entera, se retuerce de la risa, por aquello de “con qué se sienta la cucaracha”. Imagínese usted: en aquellos momentos solo había una veintena de naves matriculadas en Cuba. De manera que los cubiches, con su habitual humor vitriólico, diagnosticaron que lo de nuestro representante era fanfarronería, puro alarde de “buchipluma”.

ARTES Y LETRAS EN 1940

En aquel ya remoto año, al cual nos hemos escapado en un vuelo de la irrefrenable fantasía, Ramiro Guerra publica el libro La industria azucarera en Cuba, y Fernando Ortiz su Contrapunteo del tabaco y el azúcar, texto definitivo para la cultura cubana. Con la firma de Pablo de la Torriente Brau, póstumamente, ve la luz su deliciosa Historia del soldado desconocido cubano. Se publica una muy completa edición de la poesía herediana, bajo el cuidado diligente de Emilio Roig de Leuchsenring.

En nuestras artes plásticas, Carlos Enríquez nos entrega El combate; Ponce de León, Arlequín; Víctor Manuel, Dos mujeres; Portocarrero, Primavera.

Mientras, Florencio Gelabert se convence de las posibilidades escultóricas del cemento armado.

¿QUÉ MÁS SUCEDIÓ POR ENTONCES?

Rosita Fornés ingresa en la compañía de Lecuona, y debuta la Burque cantando el tango Caminito.

Osvaldo Farrés nos entrega, para todos los siglos, la pieza Acércate más.

Amado Trinidad, desde Prado y Cárcel, lanza al aire la señal de Cadena Azul.

Un norteamericano corpulento y barbudo adquiere Finca Vigía. Se llama Ernest Miller Hemingway.

Es aprobada la nueva constitución. El Mulato Lindo de Banes —como lo llaman los aduladores—, el odiado Fulgencio, triunfa en las elecciones.

Mientras, la Sociedad Zoológica de Nueva York reconoce al zunzuncito cubano como el más pequeño de los colibríes. Aquí, un periodista lo propondría como símbolo nacional, pues, según dijo, a una belleza deslumbradora une un espíritu tan fuerte que le da el derecho de subsistir.


Compartir

Argelio Roberto Santiesteban Pupo

Escritor, periodista y profesor. Recibió el Premio Nacional de la Crítica en 1983 con su libro El habla popular cubana de hoy (una tonga de cubichismos que le oí a mi pueblo).

Se han publicado 1 comentarios


Sonia Rodríguez
 12/2/18 14:44

Mi respèto para usted Argelio, siempre con historias bien desconocidas para muchos cubanos. Sonia de Radio Taino

 

Deja tu comentario

Condición de protección de datos