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viernes, 22 de noviembre de 2024

Cuba, hace 200 años

Hasta "El Zorzal Criollo" admitiría que dos siglos sí es mucho, muchísimo tiempos...

Argelio Roberto Santiesteban Pupo
en Exclusivo 08/06/2013
2 comentarios
Juan Ruiz de Apodaca
Juan Ruiz de Apodaca fue el gobernador de Cuba, de donde saldría como virrey hacia tierra mexicana

En el tango Volver –cuya autoría compartió con Le Pera-- Carlos Gardel declara que no son nada veinte años, lo cual provocó innumerables bromas entre los chivadores cubanos. (Por ejemplo: “Sí, en efecto, veinte años no son nada, cuando estás en París tomando champán en compañía de francesitas que estén muy buenas”. Y etcétera, incluidos comentarios que la decencia periodística  me impide plasmar).

Ah, pero creo que hasta El Zorzal Criollo admitiría que doscientos años sí son mucho, muchísimo tiempo. Hasta allá alcanza nuestro vistazo en esta croniquilla de hoy, a la Cuba del remoto Año del Señor 1813, sobre la cual, sin orden ni concierto --con el mismo caos que se muestra en un cajón de sastre--  iremos desgranando algunas miradas.

Y…  allá va eso:

El hombre con “cara de mulo y entrañas de hiena”, quien por su comportamiento retorcido sería recordado por la historia como “el rey felón” --Fernando VII--,  se instala en el trono español, al ser derrotadas por el pueblo las tropas napoleónicas.  (“¡Vivan las cadenas!”, gritan sus incondicionales.).

La guataquería –entiéndase adulación--  siempre ha existido, de manera que en Santiago de Cuba algunos celebran el hecho, lo cual permitió que “el presbítero y maestro de la capilla catedralicia  […] , Juan París, hiciera un magnífico concierto en la casa del capitán del puerto, Francisco Radillo, con todos los aficionados santiagueros. Las interpretaciones fueron compuestas por el propio París: un trío con letra adecuada al día, una marcha y cantos con música bélica que sería el cierre, en el cual era acompañado por las señoras de la ciudad...” (Olga Portuondo).

Por entonces, están regresando a Cuba los franceses desterrados a Luisiana.

En Bayamo a la familia Muñoz Cedeño le nace un descendiente, que bautizan con el nombre de Manuel.  Será compositor, además de dominar la flauta, el piano, la guitarra, el violín, el violonchelo. Fundaría una orquesta --intérprete lo mismo de música clásica que sacra o popular--,  al frente de la cual iba a estar el 11 de junio de 1868, cuando se escucha por vez primera La Bayamesa, de Perucho Figueredo, más tarde devenida Himno Nacional. Figuró entre los regidores del primer gobierno revolucionario que hubo en Cuba, tras la toma de su Bayamo natal, y de milagro se salvará de la pena de muerte por fusilamiento.

En aquel 1813 se publica el primer tomo de la Historia de la Isla de Cuba..., de Antonio José Valdés, uno de nuestros protohistoriadores. El autor se califica como un “hombre agradecido al suelo en que  nació”, y ve en la obra su “disposición á ser útil a la patria”.  Se sobrepuso a su circunstancia: nació hijo expósito, es decir, niño bota`o  por la progenitora.

Una Real Orden manda abrir cátedras de economía política en las universidades. Siguiendo nuevamente la habitual pereza de la administración colonial, en Cuba tardarían 27 años para cumplirse tal disposición.

Ve la luz en la capital El Filósofo Verdadero,  fugaz publicación cuyo principal afán consistía en combatir la teoría del contrato social de Jean Jacques Rousseau, cuyo apellido los redactores –sin lugar a duda tremendos eruditos--  escribían Rusó.

Se establece una imprenta en Matanzas. Ese mismo año comienza a editarse el Diario de Matanzas, considerado el primer periódico de la ciudad.

La habanera Condesa de Merlin se establece en París. Junto a su marido –general francés--  ha escapado de la España invadida, bajo los tiros de las guerrillas que están  venciendo a Napoleón.

Nace en Guanajay el patriota José Victoriano Betancourt, cultivador del costumbrismo. Por su credo antiespañol tuvo que marchar desterrado a México, donde se iba a desempeñar como catedrático y como juez. Allí moriría, añorando los aires patrios, en 1875.

El santiaguero Manuel María Pérez Ramírez –poeta, dramaturgo, autor de autos sacramentales que musicalizó Esteban Salas--  edita  en su lugar natal Actas Capitulares de Cuba, uno de los once periódicos fundados por aquel hombre para el cual la palabra “molicie” jamás existió en su diccionario personal.

A otro de nuestros militares poetas llamados Manuel –Zequeira y Arango, en este caso--  se le destina a demarcación neogranadina, donde fue gobernador militar y civil de la provincia de Río Hacha.

Francisco Arango y Parreño –ideólogo de la sacarocracia--  es declarado socio de honor de la Sociedad de Amigos del País, institución que en este año abre su filial en Puerto Príncipe.

Primer bautizo celebrado en Isla de Pinos, según Gerardo Castellanos.

Aún Bacuranao no es la popular playa de nuestros días, pero ya se abre allí un templo católico, dependiente de la parroquia de Guanabo.

Salvador de Muro y Salazar, marqués de Someruelos, ha cesado como gobernador, gozando de salud esplendorosa. Morirá de modo inesperado y fulminante… ¡el día 13 diciembre del 1813! Buena materia prima para especulaciones de los supersticiosos numerólogos, quienes también observan el deceso como una consecuencia de la maldición pronunciada –antes de ser ahorcado en la habanera Plaza de las Ursulinas--  por cierto mexicano agente de Pepe Botella, el rey que había nombrado para España su hermano, Napoleón Bonaparte.

Se proyecta la construcción de un cementerio en Santiago de Cuba, en el alto de Santa Ana. Según lo acostumbrado en la burrocracia colonial, el proyecto tuvo que esperar diez años para entrar en ejecución.

Primeros datos sobre el pueblecito de Mata: existían en el lugar 8 familias para un total de 31 habitantes. Entre ellos, un esclavo al cual habían bautizado como Lorenzo de Guinea África. (¿Acaso a ustedes les recuerda el poema que, sobre su apellido perdido, después escribió Guillén?).

Una buena noticia. Los habaneros ahora podrán refrescarse, en medio del hervor de su ciudad amurallada:  “La fonda de Juan Antonio, que existió primero en la calle de Cuba entre Acosta y Luz, fue el punto donde se vendieron los primeros helados el año 1813 y el valor de una pequeña copa era de un peso...” (Francisco Cartas, en Cartera de la Habana...).

Fundan el ingenio Orozco, en Cabañas. Se producen nacionalmente 3 millones de arrobas de azúcar, según Pezuela.

En fin, cuando termina ese año 1813 --al cual nos hemos remontado--   el mandante en Cuba es Juan Ruiz de Apodaca.

Él pasará a ser virrey de Nuevo México y allí, entre otras sensatas (¿) disposiciones, ordena que los muchachos no empinen papalotes.

Cuando nota que está rodeado de insurgentes, manda a construir una muralla alrededor de Ciudad México, como si eso pudiese ser ejecutado en un  fin de semana.

Al final, sitiado, decide poner Atlántico de por medio, y sale chaqueteando hacia España.


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Argelio Roberto Santiesteban Pupo

Escritor, periodista y profesor. Recibió el Premio Nacional de la Crítica en 1983 con su libro El habla popular cubana de hoy (una tonga de cubichismos que le oí a mi pueblo).

Se han publicado 2 comentarios


Alberto
 6/9/14 17:49

Somos el resultado de nuestra historia Senelio, no podemos obviarla, la historia no es para los historiadores. El derroche de criticismo y la necesidad de imponer análisis forzados no llevan a nada. Mi admiración para Argelio

senelio ceballos
 30/3/14 5:02

Saludos ARGELIO s.pupo!!..gracias por el articulo...Pero me gustaria mejor..CUBA/58...CUBA /2012...sus pro, sus contra..ESTARIAMOS MAS AL SON de los jovenes lectores actuales.. La historia para los historiadores......ESPERAMOS POR uD!!!

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