Es época en la cual está en auge del bandolerismo, al punto de que el gobierno decide la publicación de una recompensa donde se ofrecen diez mil pesos por la cabeza de Manuel García, El Rey de los Campos de Cuba.
El famoso personaje jamás caería bajo el plomo español, sino a resultas de la traición, tras unos balazos a quemarropa, por la espalda, cuando iba a unirse a los cubanos alzados en el ´95.
Otro de los Robin Hoods cubanos, José Eusebio Moreno, es ejecutado en Guanajay. Era tal su popularidad que las autoridades, temerosas de que el pueblo lo rescatase, para trasladarlo de La Habana al lugar del suplicio, utilizan un tren custodiado por doscientos soldados. Desde el patíbulo, el reo grita: “¡Se acabó esto! ¡Adiós, caballeros”. Era padre de veintisiete hijos.
EL HOMAGNO, EN 1889
Días excepcionalmente atareados fueron aquellos para José Martí.
Se desempeña como director y redactor único de La Edad de Oro, fino regalo para los niños de América. Responde con altivez a las ofensas anticubanas del periódico The Manufacturer, de Filadelfia. Pronuncia dos discursos en el Hardman Hall: uno en recordación de la guerra del ´68; otro, homenajeando al poeta José María Heredia.
También dirige la palabra a los delegados de la Conferencia Internacional Americana. Pero su tiempo, su ajetreadísimo tiempo, le alcanza para presenciar la actuación seductora de La Bella Otero, la gallega “soberbia y pálida”, quien “más que gallega, es divina”, y que le inspiraría los versos de “La bailarina española”.
Y… ¿QUÉ MÁS SUCEDÍA EN 1889?
Manuel de la Cruz publica sus Episodios de la Revolución Cubana, y José Martí comenta que dan ganas de besar al libro.
Diez mil personas asisten al entierro del dirigente obrero Roig San Martín, iniciador entre nosotros de las luchas proletarias.
Se alumbra con electricidad la habanera Plaza de Armas.
Está de moda una tonada con letra que dice: “Sarna con gusto, no pica”.
Abre sus puertas el teatro Alhambra.
Nacen el historiador Roig de Leuchsenring, el compositor Moisés Simons, los artistas gráficos Eduardo Abela y Conrado Massaguer, y el trovador Teofilito.
Laura Martínez se gradúa de Medicina, primera mujer con tal título en Cuba.
Mientras, Flor Crombet anda por Santiago de Cuba, en supuesto viaje de negocios, pero, en realidad, conspirando.
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