Eran los años finales de la década de los 60 del siglo pasado cuando un amigo impartió la orden de roturar una enorme cantidad de terreno para sembrar una colosal cifra de caballerías de caña en el tiempo que alguien demora en rascarse la picada de un insecto.
Uno de los que debía cumplir lo dispuesto, que también era de mis amigos de la época, debía ejecutar aquellas instrucciones so pena de ser sustituido en el cargo.
Sin pensarlo más, llamó a otro amigo de ambos, y le pidió refuerzos: “Oye, (…) soy yo, hace falta que mañana me tengas aquí las yuntas de bueyes de tu municipio porque tengo que tener todas las tierras surcadas ya.
“¿Tú estás loco? ¿A esta hora de la noche dónde te busco esos bueyes? Bueno, déjame ver qué puedo hacer. Por lo menos los de la gente conocida van para allá ahora mismo.”
Antes del amanecer, varias rastras llenas de bueyes estaban ya en la localidad, y otras llegarían en el transcurso de la mañana, según iban recogiendo los animales de labranza.
Con aires triunfantes mi amigo se dispuso a enviar las yuntas de bueyes para el campo, cuando le echaron un cubo de agua helada encima: “Ven acá, (…) ¿cuáles son los bueyes que hacen pareja? ¿Y si no sabes eso cómo vas a hacer las yuntas? ¿Sabes los nombres de cada buey y qué se les dice para que caminen? ¿Y dónde están los dueños para que cada uno se haga cargo de su yunta?”
Confiesa mi amigo, ya pasados más de 20 años de aquella loca aventura: “Las cosas hay que pensarlas muy bien, y para pensar bien hay que saber.”
Algún día conversaré con el que dio las órdenes, pues los restantes fallecieron, para conocer su apreciación sobre lo sucedido, y si lo autoriza, revelaré su identidad en un nuevo post para abordar un tema que mantiene actualidad.
El conquistador mongol Gengis Kan hubiera envidiado a esos decisores actuales que cada vez que dan un paso, celular en mano, imparten órdenes de hagan esto, aquello, lo otro… sin medir las consecuencias de cada obra, ni saber cómo ejecutarla.
Claro, el personaje que unificó las tribus nómadas del norte de Asia solo pretendería haber tenido los recursos de comunicación e infraestructura de dirección, y nada más, pues si hubiera actuado impensadamente como hacen algunos en la actualidad, no hubiera podido fundar el primer imperio mongol.
Aunque han pasado más de 50 años de aquel incidente con matices humorísticos de la recogida de bueyes en horas de la madrugada, todavía quedan quienes actúan de esa manera. Ojalá duren poco.
Elio Antonio
12/10/19 12:00
Hola :“Ojalá duren poco.” No podrán durar poco Chang, puesto que ese actuar irresponsable forma parte de nuestra cultura. En todas partes se actúa así. Algún día, cuando se haga la historia de estos primeros años de la Revolución, quizás afloren muchos ejemplos de esas barbaridades que han sido costosísimas y no lo sabemos.Saludos #DesdeGuantánano.
Términos y condiciones
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.