Tras haber trabajado en el INDER en la antigua provincia de Las Villas y fungir como jefe de Información del periódico Vanguardia, Troadio Agrícola Suárez del Villar me contó que Argelio García (Chaflán) estaba solicitando ser narrador de pelota.
En aquel diálogo, acontecido a mediados de la década de los años 70 del siglo pasado, ambos sonreímos, recordando cada uno cualquiera de las tantas presentaciones donde estuvimos para disfrutar de aquel desaparecido artista que usaba genialmente la palabra para crear humor.
Durante la conversación no manifestamos acuerdo ni desacuerdo, pero, sin dudas, al menos en mi caso, estaba disfrutando anticipadamente de algo que no sucedió, quizás por algún prejuicio de considerar la pelota como algo muy serio donde no cabía el chiste.
Pudo no haber sido atendida su solicitud por cualquier motivo, pero lo cierto es que hasta el final de sus días, Chaflán está presente en quienes lo conocimos y no olvidamos a pesar de que desapareció el Parque del Humor Chaflán, erigido en el centro de Santa Clara para rendirle homenaje.
Si alguien tiene más elementos, le agradecemos que lo aporte, pero este periodista recuerda que en ocasión de uno de los primeros aniversarios de la publicación humorística Melaíto hubo un encuentro en un central azucarero donde se encontraron Juan Antonio (Bobby) Salamanca y Argelio García (Chaflán).
Cuentan que Chaflán dijo su conocida frase: “Con sombrero y sin sombrero”, que significaba que al ponérselo era todo en broma y al quitárselo indicaba que hablaba en serio. Y aunque nadie lo hubiera dicho, es fácil imaginar que Bobby Salamanca debió haber encontrado ocasión para sus: “¡Azúcar, abanicando!” —en el conteo de los strikes—, “¡Chirrín-chirrán!”, “lo tiró para la tonga”, “el pez mordió el anzuelo”.
Quizás en ese encuentro donde participaron también los de Palante y DTT fue cuando surgieron los deseos o se le reavivaron las aspiraciones a Chaflán de ser narrador de pelota. Debió ser por los días cercanos al 21 de diciembre, fecha de fundación de Melaíto.
Al cabo de más de medio siglo, no hay que lamentar haber perdido la oportunidad de escuchar una narración deportiva humorística con sombrero y otra seria sin sombrero, pero lo cierto es que nos quedamos con la ganas de escuchar, con esa peculiaridad, las incidencias de un encuentro de pelota.
Los que escuchaban pelota en aquellos años no pueden negar lo espectacular que hubiera sido el dúo de Bobby Salamanca y Chaflán en un juego decisivo.
De cómo Argelio García creó a Chaflán, y cómo era Chaflán hablaremos en otra ocasión.
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