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domingo, 24 de noviembre de 2024

Metas cortas

Aquella persona quería ser feliz, pero mucho más deseaba la de su familia, algo que no podía lograr hasta que…

Félix Arturo Chang León
en Exclusivo 02/12/2022
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Perro feliz
Hay pequeños detalles que pueden hacer cambiar el curso de la vida en escasos segundos. (Alfredo Lorenzo Martirena Hernández / Cubahora)

Tal vez para cualquiera hubiera sido un detalle insignificante que al despertar y ponerse de pie, a esa persona se le acercara calmadamente un perro, levantara la pata y le orinase la pierna.

Han pasado cerca de 40 años desde que aquel hombre me contó que gracias a lo que hizo el perrito callejero, se propuso cambiar su vida, lo cual no le resultó fácil, pues cada vez que lograba dejar de beber unos días, las próximas borracheras eran más prolongadas.

Explicó que no se levantó de la cama, sino que bajo los efectos del alcohol, dormitó en un banco del parque, donde las molestias de la luz del sol hicieron que abriera los ojos, y al ponerse de pie, se sintiera humillado por el inocente animalito.

“Gracias a ese perro, me prometí a mí mismo que eso no podía volver a suceder”, y cuenta que desde ese momento aceptó el reto de mirar una botella de ron o de cerveza y no tocarla, lo cual podía hacer durante un tiempo, pero no permanentemente.

Tras una de las tantas recaídas, al regresar, preguntó insistentemente dónde estaba el televisor que con tanto sacrificio había comprado para el niño, al no obtener respuesta, exigió saber del aparato que él mismo bajo los efectos del alcohol había destrozado al lanzarlo a la calle.

Fue entonces que buscó ayuda especializada y escuchó recomendaciones de otros como él que habían conseguido extender la abstinencia al despertar cada día y trazarse una meta por corto tiempo, es decir, no beber en las siguientes 24 horas.

Se comparaba con un corredor cuya meta estaba en un corto espacio de unos metros y que al llegar volvía a emprender la carrera, pero sin nunca llegar a un destino final, lo cual me hizo recordar y comentarle una frase que el profesor de taquigrafía indicó transcribir:

“¿Llegar? ¿Es que acaso se llega en la vida? Porque llegar es detenerse.”

Asintió con la cabeza. Guardó silencio. Y recuerdo esa imagen de aquel hombre, alcohólico, que luchaba por su felicidad, por la de su familia y no se daba por vencido, según supe años después al verlo nuevamente en horas de la mañana de un 25 de diciembre.

¿Se acuerda de lo que le conté de que hasta los perros me orinaban? Eso fue al amanecer un 25 de diciembre, y por eso cuando llega este día, ya casi puedo ponerme como meta corta todo el año que viene para estar así quinquenios y décadas.

Ahora estamos en el último mes del año, de un 2022 que nada tiene que ver con el pandémico 2021, pero agobiados por los disparados precios y los prolongados apagones, que irritan y molestan, pero no son letales como la enfermedad pulmonar, y nos acercamos a los días en que acostumbramos a renovar las metas.

De este tema, pero con palabras sencillas, tenía una charla con varios chiquillos del vecindario, y cuando mencioné que estábamos en el horario del apagón programado, una de ellas se levantó del asiento, miró hacia todas partes, se llevó el dedo a los labios en señal de petición de silencio.

Y dijo: “Bajito, bajito… que si te oye la luz se va, y no digas tus deseos para el año que viene porque no se te da”

Ante la ocurrencia de la pequeña de 13 años, todos reímos y su madre dijo: “Está bien, lo diremos bajito para que se dé, pero tú tienes que estudiar más; y nosotros, trabajar más y mejor el año que viene, que tiene que ser distinto.”


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Félix Arturo Chang León

Periodista cubano de origen chino que nació y vive en Cuba. Santa Clara. Dirigió el periódico Vanguardia durante 16 años.


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