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sábado, 23 de noviembre de 2024

La telefonía móvil cambia paradigmas

Los adelantos tecnológicos han removido los modelos y parámetros para medir comportamientos...

Félix Arturo Chang León
en Exclusivo 19/07/2024
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Telefonía
No es lo mismo reaccionar al momento que al cabo de dos meses que demoraban en llegar las cartas. (Alfredo Lorenzo Martirena Hernández / Cubahora)

De la vida real es este caso en que una decisión que cambió el curso de la vida en varias personas fue tomada de una manera diferente a si hubiera sido en los actuales tiempos, pero en la década de los 70 del siglo pasado las cargas demoraban semanas y meses.

Mediante el correo postal una joven comunicó a su novio la decisión de romper relaciones, pero debido a que el intercambio de mensajes se prolongaba meses, alguien interpretó que todavía existían los vínculos amorosos cuando en realidad, se debatía sobre el rompimiento.

Al creer erróneamente que se trataba de un cariñoso intercambio de cartas, se abstuvo de proceder al cortejo, hecho aclarado 40 años después, al esclarecerse que por las demoras de las misivas desde el continente euroasiático hasta Cuba, a veces llegaban varias cartas a la vez.

No hubiera sucedido en tiempos actuales en que, con una llamada al instante con la sola limitante de tener saldo, la separación se hubiera consumado en pocos minutos, y la joven hubiera podido adoptar una conducta propia de quien no está comprometido.

Iñaqui es un joven español que en los años 90 del siglo XX nos comentaba que estaba negado a usar un teléfono celular y únicamente lo portaba cuando practicaba alpinismo para comunicarse en caso de requerir ayuda con urgencia.

Ado es adulto mayor que desde hace apenas una semana tiene un antiguo teléfono móvil y pide apoyo para aprender a recibir y hacer llamada, así como enviar y recibir mensajes cortos, y usarlo como reloj despertador. Nada más quiere aprender ni hacer con el aparato, según aclara.

Ambos expresaron en primer lugar una preocupación: perder la privacidad, quedar a merced de los demás que llaman en horas inoportunas, ser víctimas de la improvisación y falta de previsión de quienes se creen con el derecho de comunicar algo o solicitar alguna información cuando deseen y de manera urgente.

Si alguna duda hubiera tenido de los motivos de Iñaqui y Ado, bastarían varios ejemplos recientes de cómo lo instantáneo de la comunicación ha cambiado paradigmas existentes cuando las cartas demoraban meses o para hablar con alguien había que ir a verlo personalmente.

No he encontrado argumentos hasta ahora para convencer a alguien de que su amigo sigue siéndolo, pues a cada explicación, responde: él sabe que soy yo el que lo llamó porque mi número y la hora de la llamada quedan registrados y puede verlo.

“Me ha tirado a m…”, no se cansa de repetir y decir que no lo quiso atender y que después han pasado horas y tampoco le devuelve la llamada a pesar de que tiene el celular en un bolsillo, es decir que si no responde al instante, es porque no es amigo.

Otro caso es el de quien fue contactado mientras viajaba a bordo de un ómnibus por la Autopista Nacional rumbo a La Habana, vía donde la cobertura se pierde frecuentemente según el tramo donde se encuentre.

Las palabras se entrecortaban, la comunicación se interrumpía constantemente de manera que el receptor no lograba entender lo que le decían, al cortarse la llamada, intentó infructuosamente restablecerla.

Cuando ambos se encontraron, el otrora viajero fue increpado fuertemente: Te estuve llamando y no me contestaste, me colgaste y me dejaste con la palabra en la boca, hablando solo…

Humorístico, pero válido. En una serie televisada, alguien agredido por no responder explicó: Cuando me llamaste, yo estaba sentado en el retrete ¿quieres que la próxima vez te responda desde ahi?


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Félix Arturo Chang León

Periodista cubano de origen chino que nació y vive en Cuba. Santa Clara. Dirigió el periódico Vanguardia durante 16 años.


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