Habrá luz, pero hay que trabajar

La primera vez que escuché la palabra cifrismo, fue cuando en 1972 quise escribir uno de mis primeros reportajes que llené de números, y el jefe de Redacción del periódico Vanguardia, Roberto González Quesada dijo: "Déjate de tanto cifrismo".

Al reelaborarlo y someterlo nuevamente a su consideración, valoró: "quitaste cifras que hacían falta, pero lo peor es que eso está lleno de tecnicismos que a nadie le interesan."

Por eso, para dar alguna luz a las tantas conversaciones que hay en estos días finales del año sobre los apagones, comentaremos sobre el tema sin cifrismos ni tecnicismos, y además, como si estuviéramos en una charla en una tertulia callejera.

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La verdad: reproduciré en palabras escritas, lo que respondí sobre la situación de los apagones, en un intercambio sostenido hace poco en la cola del pan.

Tengo familia en el puerto de Casilda, al sur de la provincia espirituana, y allí no hay ninguna de las llamadas patanas que esté generando electricidad, la última que llegó a Cuba está en La Habana en proceso de puesta en marcha.

Las unidades generadoras flotantes que hay no han dejado de funcionar en los momentos de más apagones, por tanto, contribuyen, pero no es lo que están llevando a la actual situación de que disminuya o no haya déficit en la capacidad de generación.

Cuando han informado que se cubra la demanda, no significa que en determinados lugares no padezcan una interrupción por avería.

Efectivamente, se anunció que en el verano disminuiría los apagones, pero más que hacer una promesa fue informar los objetivos de las acciones previstas que se reprogramaron por situaciones imprevistas.

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¿Alguien no ha tenido que cambiar sus planes porque sucedió algo no previsto? No obstante, se volvieron a adecuar los trabajos para seguir dando mantenimientos, reparar las roturas existentes o las nuevas.

Y lo más importante: recuperar capacidades de generación para llegar o acercarse paulatinamente a lo previsto por los fabricantes de los equipos.

No solo se están atendiendo las centrales termoeléctricas, sino tambén los grupos electrógenos de la generación distribuida compuestas por unos que usan diésel y otros fuel oil que se están incorporando en la medida en que se arreglan.

La hidroeléctrica del Hanabanilla también fue beneficiada y está funcionando con la energía que toma de un lago en las montañas del Escambray villaclareño.

Otros aportes lo hace la unidad que genera a partir del gas obtenido en la extracción petrolera, y los que emplean el aire y el sol, es decir, la energía renovable que es objeto de atención especial, cuyo desarrollo también depende de recursos, pues no basta con tener viento y al astro rey presentes.

Hasta aquí, pudiéramos decir que se está trabajando por aprovechar mejor lo que tiene el país en su territorio, pero también hay una intensa actividad en materia de inversión extranjera.

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Efectivamente, hay que recuperar capacidades y ampliarlas, pero sobre todo es imprescindible lograr estabilidad en tener un recurso como el que suministra el sistema electroenergético del cual depende todo lo demás.

Por tanto, todo lo demás también hay que tenerlo listo porque no basta con tener luz en los hogares, también hay que restablecer el funcionamiento de lo que se ha paralizado por falta de electricidad.

En fin, vamos en camino a tener electricidad, pero la mayor riqueza es el trabajo. Hay que trabajar.