viernes, 28 de junio de 2024

¿El quilo? ¡El peso tampoco tiene vuelto!

Únicamente para confirmar la regla, encontraríamos la excepción de algo que cueste un peso o menos...

Félix Arturo Chang León
en Exclusivo 24/05/2024
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Foro El Peso
Ya los niños piden de 50 pesos en adelante para sus gastos. (Alfredo Lorenzo Martirena Hernández / Cubahora)

A mediados del año 2015 El Foro publicó ¿De a 50? ¡El kilo no tiene vuelto!. En esa ocasión dijimos que los billetes de 50 y 100, que eran los de alta denominación, fueron desplazados por otros de 200, 500 y 1000 y nos hacíamos la pregunta: ¿hacia dónde van?

Nueve años después, un colega nos recuerda el viejo chiste de que ante un pedido monetario un padre le dijo al hijo: ¿Para qué quieres un peso si con 50 centavos te alcanzan… te daré 25 y compártelo con tu hermano?

Hoy los más pequeños han adquirido tal sentido de las magnitudes financieras que para salir de paseo solicitan cantidades acorde con los precios de los lugares por donde estarán, y sin dudas abundarán quienes califiquen sus peticiones de “cómicas”.

Tal comicidad está dada porque cuando los mayores se enteran de las cifras pedidas, generalmente esbozan una sonrisa que no necesariamente debe ser manifestación de alegría, sino para ocultar la preocupación.

Han existido situaciones nada cómicas, sino indignantemente dramáticas en negocios privados o particulares donde el nivel de prepotencia les ha llevado a colocar carteles advirtiendo que no reciben billetes de baja denominación.

No se han ocultado para rechazar billetes que consideran de baja denominación que son los que mayoritariamente reciben quienes trabajaron toda su vida para recibir bajísimas pensiones de dos mil y menos pesos.

Por tanto, no solo ha cambiado el concepto de “billetes de baja denominación” sino también la actitud de personas pudientes que a lo que es menos de 100, les dicen despectivamente: calderillas, menuditos o quileo y consideran que es dinero de 500 en adelante.

Mucho cuidado, pues no se trata solo de simples palabras, sino que son vocablos que van acompañados o, mejor dicho: respaldados por conductas prepotentes en momentos en que los medios fundamentales de producción son de propiedad social, no de propiedad privada.

Son palabras que se muestran en todo su significado acompañados por gestos y conductas de quienes las dicen lo mismo al afirmar “Esta gente están apretando mucho y tienen miedo que uno se haga rico”, o al preguntar ¿cómo tú ves esto? Y a “esto” le dan matices que hacen innecesarias más averiguaciones de a qué se refieren.

Lo paradójico es que critican a “esta gente” por sus errores, pero resulta que gracias a esas equivocaciones es que sin producir ni aportar nuevos bienes o servicios, se enriquecen mediante la especulación o gracias a medidas aplicadas con resquicios.

Recientemente en una charla con uno de esos personajes, le pregunté: ¿qué haría usted si en Cuba se perfeccionara tanto el sistema fiscal como en los Estados Unidos? ¿Y si en Cuba hubiera que cumplir las leyes como en los Estados Unidos podrías continuar el negocio?

Su mirada fue de mi cara hacia el cartel informativo donde tenía los precios de productos que únicamente podían haber “salido” de entidades del Estado del cual estuvo denostando todo el tiempo.

Sin dudas, el quilo no tiene vuelto: a las distorsiones hay que acabarlas para siempre.


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Félix Arturo Chang León

Periodista cubano de origen chino que nació y vive en Cuba. Santa Clara. Dirigió el periódico Vanguardia durante 16 años.


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