Quizás en estos tiempos no es tan frecuente, pero los que pasamos la sexta década de vida podemos recordar que si no surtían efectos las advertencias sobre las negativas consecuencias para la salud del tabaquismo y el alcoholismo, decían: fuma y bebe si quieres, pero con tu dinero cuando trabajes y te lo ganes.
Hay confesiones de que en la etapa juvenil se apretaban en los gastos con el dinerito que les daban los padres para golosinas y diversiones, pero lo desviaban para cigarritos y tragos de manera discreta fuera de la vista de los mayores.
Los tiempos, que cambian, también han impactado en personas de escasa edad, que con toda naturalidad lanzan una bocanada de humo al rostro de cualquiera y se comportan como suelen hacer los que beben unas copas de más.
Cuando estos principiantes se suman a los veteranos en el hogar, obran el milagro de esfumar el dinero con mayor rapidez que si se compraran algunas libras de carne de puerco, harina y frijoles, pero esconden sus culpas detrás de una cortina de humo queriendo achacar el mal a los altos precios del cigarro y el tabaco.
Otras buenas sumas se volatilizan en el alcohol que se consume desmedidamente de manera constante o a destiempo con la justificación de que es para un momento de esparcimiento y olvidar las colosales cantidades de dificultades de la vida cotidiana que al si
Cualquiera que sea el monto del salario, si alguien no fuma y tampoco bebe, equivale a tener otros dos sueldos de manera constante, aunque los gastos pueden ser variables y ascendentes porque el vicio conduce a la irracionalidad y a sufrir más la falta de humo y alcohol que de un bocado de comida.
En una charla entre vecinos escuché la explicación de que tener hábitos saludables aporta cuatro salarios porque revenden los productos, que les reportan beneficios monetarios adicionales con lo cual han cubierto gastos como los del agua, teléfono y electricidad.
Dicen que es incalculable lo que economizan también cuando no se tienen vicios como juegos ilícitos en los cuales un día pueden ganar mucho, pero en otro pierden todo, se endeudan, piden prestado para pagar y acumulan más y mayores deudas.
Sin dudas, tener hábitos sanos, ahorrar, no malgastar, no perder el control de las finanzas ni en los momentos más difíciles, trazarse objetivos cumplibles son procedimientos que si bien no resolverán que el dinero cubra todas las necesidades, permitirán al menos reducir las penurias.
Y aunque no hay recetas únicas, también es importante que establezcamos prioridades a partir de las urgencias y los gastos permisibles que evitarán grandes dificultades.
Nadie ha dicho que dejar algún vicio sea fácil, lo mejor es no adquirirlo, pero en todos los casos hay principios que si se observan, pueden hacer la vida más llevadera.
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